Exigía, además, que se hiciesen solemnes funerales, a los cuales asistían los parientes llevando trajes sombríos, las lloronas a contrata, y los tocadores de flauta El cadáver era quemado o sepultado, y en la tumba se colocaba alimentos y armas a fin de que el difunto quedase satisfecho y no volviese a este mundo a importunar a los vivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.